¿Por qué no escuchás un ratito el silencio?
Andás siempre de acá para allá y te olvidás de mirar un poco a tu alrededor.
La belleza de lo simple, ¿no? Exacto.
Te olvidás de pensar un poquito aunque sea de eso.
Una flor.
Una casa.
El olor de una remera nueva.
La risa de un chico en la plaza.
El silencio.
Sí, el silencio.
El silencio cuando pensás qué decir.
El silencio cuando no sabés qué decir.
Hay demasiados silencios.
¿Y cuando una persona te quiere?
Sabés que te quiere decir algo y se provoca un silencio interminable...
Pero... ¿No te gustaría, a veces, que ese silencio dure para siempre?
(y no porque sea algo mal)
El saber que estás con esa persona ahí, en ese instante, viéndola cara a cara, ¡la persona que amás! Y esa sensación en el estómago porque te va a decir algo.
Un silencio puede durar 2, 3 segundos, pero si nunca sentiste lo que ya dije... me temo que nunca escuchaste el silencio.
Pero, ¡cuidado! Tampoco es cuestión de escucharlo demasiado...
Eso significaría que por las pausas naturales de la vida, vos te detuviste siempre a escucharlas, y también temo decirte que no viviste la vida.
La pensaste demasiado.
A lo mejor pensaste mucho más que todos nosotros.
Viviste demasiadas cosas.
Una pausa en una canción.
El silencio cuando una persona camina, ¿qué está pensando?
Estudios, trabajo, casa, familia, cuentas, plata...
O... como jugó con su hijo en la plaza, qué buenos momentos pasa con sus amigas, qué bonita es la primavera/verano/otoño/invierno...
No sé. Te lo dejo a tu consideración.
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